Memories

il fait PRINTEMPS

Pegando mi cabeza contra el cristal voy recordando aquellos días soleados; oscuros por su sombrío recuerdo. Todavía puedo saborear las lagrimas que rodaban desde mis mejillas hasta mis labios que enmudecieron cuando me lanzó de su vida al frió y oscuro rincón del desamor; Sus palabras fueron claras y precisas, como pequeños cristales desgarraron mi corazón.

Pero, ¿Qué es esto que tomo de mi mochila? Una pequeña nota que hasta este momento deje guardada por temor a no valorar. ¿Podrá este pedazo de papel ser algo tan importante para mantenerlo guardado, celoso?

Hasta este momento, con un poco de calor por los fastidiosos rayos solares que atraviesan las ventanas del autobus y el bullicioso ambiente que se aglomera en la pequeña cabina donde el conductor va chuleando a cuanta mujer ve en su camino, estoy decidido a abrirla.

Con dobleces un poco extraños, aquel papel color blanco brillante y con una caligrafía muy marcada, hace desesperar mi corazón deseoso de saber y descifrar la criptografía de aquellos morfemas. Por fin, logro extenderla y como fondo, el pequeño niño, que el mismo remitente había dibujado para mí en otra carta nada parecida a la presente.

Comienzo a leerla, mi cerebro inicia rápidamente la producción de adrenalina y por supuesto endorfinas que generan inmediatamente respuesta en mi cuerpo.

“....cada día que paso y estoy contigo te quiero mas ya que en verdad me estoy
dando cuenta que eres un chavo de buen corazón... ”

“...sé que a ti te ha pasado lo mismo... te han lastimado y jugado con tus
sentimientos... ”

¡Tan pronto llegue a la Alameda nueva!

“...te doy un consejo NUNCA GUARDES RESENTIMIENTO EN TU CORAZON...”

Me quedo con esas palabras y estoy dispuesto a no fallarte nunca porque en esta conexión el único de buen corazón eres Tú.

Guardo la bella carta escrita por el corazón de un ser divino; apoyo mi cabeza contra el cristal, esta vez no lo recuerdo como el asesino de mis ilusiones y sueños; ya no lo recuerdo, lo he olvidado.

Pegando mi cabeza contra el cristal voy recordando aquel día en que me diste la carta y puedo saborear las lagrimas que caen por mis mejillas hasta mis labios que ahora repiten tu nombre y esperan ansiosos probar de nuevo los labios del remitente que me hizo vivir de nuevo.

Ramiro